lunes, 4 de junio de 2012

Bendiciones Escondidas

Tomado de Revista Estampas - El Universal
http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.eluniversal.com
Mente y espíritu
por MAYTTE | DOMINGO 3 DE JUNIO DE 2012

Habla de lo Negativo Solo para Buscarle Solución

Piensa para Reflexionar no para  Preocuparte

La mayoría de las personas se pasan la vida quejándose de lo que les pasa. Incluso, aun sintiéndose profundamente felices en un momento dado, siguen encontrando razones para quejarse. Y es que es mucho más fácil quejarnos y lamentarnos que afrontar y arreglar los problemas.

Yo sé que hay momentos en los que podemos sentirnos desanimados y afectados cuando estamos atrapados en una situación complicada, pero quejarnos y lamentarnos, resaltando su dificultad, nuestras limitaciones y los obstáculos que enfrentaremos, no nos ayudará a superarla. Por el contrario, con nuestra actitud y comportamiento pasivo y negativo terminaremos aumentando su gravedad. Recuperemos la claridad que nos permita reconocer las bendiciones escondidas...

Claves para dejar de quejarnos y buscar soluciones.
Cambia tu manera de pensar.

Esto definitivamente es más fácil decirlo que hacerlo. Estamos entrenados para buscar y resaltar siempre lo negativo primero que lo positivo; por esta razón necesitamos romper este ciclo para comenzar a elaborar pensamientos positivos que nos impulsen a conseguir las metas que nos hemos planteado y a tener una visión más optimista de nuestra vida.

Procura juzgar menos.

Con frecuencia nos quejamos del comportamiento y la actitud de otras personas cuando no cumplen con nuestras expectativas. No podemos juzgar a los demás sin conocer los detalles de sus historias personales, pues no conocemos las razones que los hacen comportarse de determinada manera. Es preferible aprender a ponerse en sus zapatos, para comprenderlos y dejar de juzgarlos.

Haz una lista de cosas para agradecer.

Detente por unos minutos y piensa en cada persona, situación o cosa por la que te sientas agradecido en este momento. Tal vez descubras, al hacerlo, que al principio te fue difícil aceptarlo o verle el lado positivo, pero que, con el tiempo, pudiste aceptarlo, valorarlo y comenzar a disfrutarlo.

Encuentra lo que te roba la felicidad.

Revisa cada una de las áreas de tu vida y busca las razones por las que te quejas y lamentas la mayor parte del tiempo. Por ejemplo: si constantemente te quejas de tu trabajo, tal vez sea el momento para buscar otro, o para hacer algunos cambios en la forma en la que lo realizas, o para expresarle tus inquietudes a tus superiores, de manera que puedas ser más efectivo y sentirte más satisfecho.

Acepta la responsabilidad.

En lugar de quejarte, decide hacer algo para enfrentar y resolver la situación que te causa el malestar. Quejarte nada más no resuelve nada; por el contrario, agrava la situación al mantenerte pasivo.

Piensa en lo que vas a decir. 

Antes de hablar, pregúntate si vas a quejarte o a lamentarte por algo; o si por el contrario, lo que digas contribuirá con tu felicidad. Fíjate siempre en lo positivo y habla de lo negativo solo para buscarle una solución.